Estamos en el mundo para convivir, no para destruirnos. Que mejor manera de convivir, de vivir unos con otros que dar lo mejor de nosotros mismos al tiempo que aceptamos todo aquello que los demas pueden y quieren darnos? Esta obra nos invita a mirarnos en profundidad, a reconocernos en nuestra propia identidad personal y darnos generosamente a la tarea mutua, ineludible y constante de aprender a enseñar. Y a caminar hacia un reencuentro del hombre concreto; Ese que sabe de su influencia sobre el resto, pero sin ignorar que también depende de ese «esto» de personas únicas tans como él mismo, y todos, de una inteligencia superior. En nuestro oscurecido ambiente de confusión y egoísmo, este libro enciende una luz, puesta en la mesa de la realidad, que seguramente ayudará a muchos seres humanos a encontrar sentido a su vida personal.

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